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La «trampa Feijóo»

Leo, en las páginas del vertedero, y oigo a los "todólogos" de plató mencionar el "efecto Feijóo". Al parecer, las últimas instantáneas demoscópicas, arrojadas por la prensa conservadora, anuncian una tendencia alcista del Pepé en contraste con el PSOE. Parece que el estancamiento del Partido Popular, en los últimos dos años, no era otro que Pablo Casado. Parece, y disculpen por la redundancia, que Núñez Feijóo será el nuevo Mesías que desalojará a Sánchez de la Moncloa. Y lo desalojará, dicen los todólogos, por el desgaste del pacto de Gobierno entre "socialistas, comunistas y terroristas". Lejos de esta interpretación, muy reduccionista, debemos ser cautelosos. La "elección del Feijóo" calma el dolor pero no cura la herida. A pesar de que Pablo Casado no siga en el candelero, siguen activos sus principales errores. Sigue abierto el caso de las mascarillas en la Comunidad de Madrid. Y sigue, en la opinión pública, el pacto – en Castilla y León – entre el PP y Vox.

Feijóo aterriza en Madrid ante un partido roto. Roto, por la división entre pablistas y ayusistas. Y roto,  por el éxodo de votantes a su rival inmediato, Vox. Aún así, el PP podría compensar la balanza mediante la conquista de aquellos votantes que en su día votaron a Ciudadanos. Para ello, los sociólogos contratados por Génova, deberían dejarse la piel en la construcción de un discurso moderado. Un discurso que defienda el Estado de las Autonomías frente al unionismo de Vox. Que sea europeísta frente al sesgo nacionalista. Y un discurso que defienda los intereses de la clase media frente  a las grandes fortunas. Y ese discurso, mucho cuidado amigos, no se puede reducir al mantra de "Hay bajar impuestos para dar oxígeno a las familias", anunciado por Feijóo en una entrevista reciente en ABC. "Bajar impuestos" no es la tecla adecuada para conquistar la Moncloa. Y no lo es porque esa proclama lleva consigo un encogimiento del Estado del Bienestar. Un encogimiento que supone no atender el interés de millones de votantes, víctimas de la precariedad laboral y el descenso social. 

Así las cosas, el "efecto Feijóo" puede que se convierta en un espejismo. Puede que sea el resultado efervescente de un PP descosido por sus cuatro costados. La receta de Núñez para dirigir el país debería ir más allá de bajar impuestos. Descargar la presión fiscal nos aleja de la socialdemocracia. Nos aleja del modelo de los países escandinavos y nos acerca al "Estado mínimo" americano. La bajada de impuestos, lejos de "dar oxígeno a las familias", adelgaza a la clase media. “Bajar impuestos” implica menos servicios públicos de calidad. Menos médicos, profesores y menos efectivos en los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. “Bajar impuestos” implica menos inversión en carreteras y obras públicas. "Bajar impuestos” repercute en menos presupuesto para todo lo que suponga un Estado Social de máximos y no de mínimos. Por ello, más que "efecto Feijóo" es más coherente que hablemos de la "trampa Feijóo". "Trampa Feijóo" por la amenaza que supone la vuelta a "los recortes marianistas". Y "trampa Feijóo" por el riesgo de una hipotética repetición de un pacto PP y Vox a la leonesa. Así las cosas, es necesario y urgente que la izquierda construya un relato de corte europeísta, autonómico y social. Solo así se "oxigenará" a la clase media.

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1 COMENTARIO

  1. Juan Antonio Luque

     /  24 julio, 2023

    Ahora volverá la Srta. Ayuso a la carga de su asalto al poder, por lo menos el del PP. Porque no veo yo al Sr. Feijóo muy ducho en esto de negociar. Alguien que ha vivido al respaldo de las mayorías gallegas poco bagaje negociador tiene. Y ahí es donde la espera Ayuso.

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  • SOBRE EL AUTOR

  • Abel Ros (Callosa de Segura, Alicante. 1974). Profesor de Filosofía. Sociólogo y politólogo. Dos libros publicados: «Desde la Crítica» y «El Pensamiento Atrapado». [email protected]

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