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Figuras de barro

Tras dos semanas apartado del campo de batalla, ayer recibí un correo de Jacinto, un periodista de las tripas valencianas. Me comentaba que vive angustiado por la incertidumbre laboral. Después de leer su texto, le pedí autorización para publicar su situación. Jacinto cuenta con veinticinco años. Hace dos años que finalizó la carrera y desde entonces se ha convertido en un nómada laboral. Ha firmado más de cinco contratos temporales, salarios bajos y jornadas “a tiempo parcial”. Con estos mimbres tiene dificultades para la emancipación, comprar un coche y crear una familia. Tanto es así que vive con sus padres, se desplaza en patinete y carece de pareja. El periodismo está muy mal pagado. Él trabaja como redactor. Su función no es otra que transcribir notas de prensa. Estamos ante una generación de jóvenes que más que vivir, sobrevive por culpa del "Low Cost". Por culpa de las producción a bajo coste. El trabajador no es un recurso a optimizar sino un coste a minimizar. Tanto es así que estamos ante una mano de obra híper cualificada y barata. Una mano de obra que involuciona hacia las postrimerías del siglo XIX.

Después de leer a Jacinto, visité a Nietzsche. Estaba sin saber de él desde antes de la pandemia. Le pregunté por su salud y la de los suyos. Lo encontré muy desmejorado. Me dijo que padecía insomnio desde hace más de un año. Un insomnio que lo desconcentraba y mantenía irritable el resto del día. Le dije que Marx tenía razón. Vamos para atrás como los cangrejos. De nada ha servido el movimiento obrero, la Internacional y todas las manifestaciones juntas. El capitalismo cada día es más salvaje, menos sostenible y respetuoso con la Declaración Universal de los Derechos Humanos. La Revolución Francesa – me comentaba Friedrich – fue una falsedad en toda regla. Los valores de paz, amor y fraternidad no se corresponden con la praxis del ahora. Ahora abunda la guerra, el odio y el egoísmo. ¿De qué nos ha servido tanto progreso técnico si no hemos avanzado nada en la moral? Estamos ante rebaños envenenados por los celos y la envidia. Estamos ante la conjura de los esclavos contra los amos. En pleno siglo XXI, Dios no ha muerto. Ni siquiera el niño ha dado lugar a los valores del Superhombre. Seguimos siendo el mismo grupo de ovejas miedicas que deambula por las sendas de su amo.

Antes de llegar a casa, hice una parada en El Capri. Necesitaba, la verdad sea dicha, un buen vaso de cerveza que refrescara mi estómago y matara a mis neuronas. Allí, solo en la oscuridad del garito, cogí el móvil y aproveché para depurar el listado de wasap. Borré a contactos de momentos enterrados. Gente que fueron algo en mi vida pero que desaparecieron de la noche a la mañana. Leí una conversación que mantuve hace cinco años con María, una compañera de trabajo que falleció por la enfermedad de moda. Admiradora secreta de Sartre, me comentaba que un día fue arrojada al mundo. A un mundo de cromañones similares a ella pero distintos como los lunares de su vientre. En ese mundo, nacemos sin conductas programadas. A diferencia del gusano que, desde su nacimiento, sabe hacer el capullo de seda, nosotros necesitamos aprenderlo todo para la vida. Y en ese aprendizaje tropezamos con piedras y caemos por cientos de zancadillas. Entre las frases de la conversación, leo que "se necesita inteligencia para la vida". Una inteligencia para gestionar el devenir sin recurrir a los platonismos. Los platonismos han hecho de nosotros seres acomplejados. Seres inferiores y recelosos. Recelosos con Demiurgo, aquel alfarero que construyó figuras de barro con moldes de gigantes.

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2 COMENTARIOS

  1. Rosa

     /  18 septiembre, 2021

    Ayer mismo comentaba con mi querido Javier… no hemos aprendido nada. Estuve viendo unos minutos un programa de TV, más de 300 campos de concentración en España…el último hasta 1947, y veo como las derechas ganan votantes….y hecho de menos la rebeldía de los universitarios, de los jóvenes….quedan lejos a mis 58 las manifestaciones, cortes de carretera…..

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  2. Juan Antonio

     /  9 octubre, 2021

    Estamos perdiendo la inteligencia para afrontar la vida, mejor dicho la están matando. Y por eso vamos hacia el pasado a pasos agigantados.

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  • SOBRE EL AUTOR

  • Abel Ros (Callosa de Segura, Alicante. 1974). Profesor de Filosofía. Sociólogo y politólogo. Dos libros publicados: «Desde la Crítica» y «El Pensamiento Atrapado». [email protected]

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