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Populismo o libertad

Hace años, en los pergaminos de este blog, escribía "De Podemos a pudieron", un artículo muy critico con la formación morada. A una semana de que se cumplan diez años del movimiento 15-M, el último reducto de aquellas manifestaciones sociales – Podemos – agoniza tras la dimisión de su líder. Estamos, como diría S.M. ante un "tiempo nuevo". Un "tiempo nuevo" marcado por los efectos nefastos de la pandemia, el combate entre Comunidades Autónomas y el castigo social al transfuguismo. Un "tiempo nuevo" marcado por nuevas narrativas como el feminismo y el ecologismo. Narrativas que tienen su reflejo en los programas electorales de partidos emergentes como Más Madrid, por ejemplo. Estamos ante una España de llantos y gritos. Llantos de un país que llora la muerte del multipartidismo. Y gritos procedentes de miles de desengañados por las proclamas del 15-M.

El resultado electoral de Madrid muestra la punta del iceberg de los cambios sociopolíticos que se vislumbran en el horizonte. Unos cambios que recobran, en la actualidad, los viejos conceptos que han identificado a la izquierda y la derecha. Y entre esos viejos conceptos resalta la libertad. Una libertad que adquiere fuerza por los efectos nefastos del Estado de Alarma. La gente tiene ansias de libertad. Ansias de que se abran las fronteras autonómicas. Ansias de reunión con los familiares y allegados sin límite de miembros. Ansias de enseñar los dientes tras casi un año de mascarillas. Ansias de besar y abrazar sin miedo al contagio. Ansias de que desaparezca la distancia de seguridad. Y ansias, maldita sea, de volver a la vida que teníamos antes de la cuarentena. Ansias, queridísimos amigos, de libertad. Y esa libertad, impregnada en el ideario colectivo, ha sido clave para entender por qué Ayuso, recién llegada a la política y con pocas medallas en su vitrina, haya conseguido llenar las urnas con papeletas peperas.

Si en el 2008, tuvimos una crisis económica. Si el gobierno del PP, abanderado por Rajoy, hizo políticas thatcheristas y aumentó, como nunca, la desigualdad social. Hoy, en la Hispania de 2021, tenemos una crisis de libertad. Una crisis, enmarcada por el Estado de Alarma, que no ha sido uniforme sino variable en función de las políticas llevadas a cabo por las distintas Comunidades Autónomas. Mientras Ximo Puig apostó por la contención, por la restricción de la libertad. Isabel apostó por la libertad. Mientras unos cerraban bares y cortaban las alas a miles de hosteleros y comerciantes. Otros mantenían abiertas sus barras. Barras repletas de ensaladillas y calamares. Esta política, que podríamos llamar populista, siempre ha tenido su recompensa en las citas electorales. Y las ha tenido, queridísimos lectores, porque las restricciones de derechos – aunque sean por una causa justa – no son bien acogidas por la sociedad del ahora. Dentro de unos años, cuando las aguas vuelvan a su cauce, otro gallo cantará en los paraninfos de la izquierda. Será cuando aquellos que hoy votaron libertad pidan a gritos igualdad.

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  • SOBRE EL AUTOR

  • Abel Ros (Callosa de Segura, Alicante. 1974). Profesor de Filosofía. Sociólogo y politólogo. Dos libros publicados: «Desde la Crítica» y «El Pensamiento Atrapado». [email protected]

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