En el vertedero, la noticia estrella, de estas Navidades, ha sido el rifirrafe entre Iglesias y Errejón. Aparte de este titular – que al fin y al cabo son cosas normales que ocurren en todas las organizaciones – no he leído ningún análisis riguroso sobre el porvenir de Podemos. Desde que el PSOE pactó con "el diablo", Iglesias se ha quedado "para vestir santos" en los escaños del hemiciclo. Se ha quedado así, como les digo, porque su formación no nació para sustituir a Izquierda Unida, sino para conquistar La Moncloa. A día de hoy, Pablo Iglesias – "el coletas", como le llaman despectivamente desde la caverna – ni ha besado el cielo, ni ha tonteado con la luna.
La gran coalición a la alemana está dando sus frutos en el ideario colectivo. A pesar de los casos de corrupción, – que los habrá más allá de nuestros bisnietos -, lo cierto y verdad, es que ya no existe ese malestar popular que hubo durante los tiempos de los indignados. Al final, como dice el dicho: "ningún mal dura cien años", y “con el tiempo y una caña, hasta las maduras caen”. En días como hoy, la Ley Wert – que tanta ampollas levantó entre la comunidad educativa – está a punto de compartir vitrina con otras tantas momias del sistema educativo. A día de hoy, la Reforma Laboral, la Ley Mordaza y todas joyas de la derecha; tienen los días contados en el ordenamiento jurídico.
Podemos nació de una emoción. Una emoción de esperanza para millones de españoles que se sintieron engañados por las promesas de Rajoy, y por la derechización de Zapatero. Hoy, aquella emoción, que tuvo su punto álgido en el 15-M, se está apagando. Se apaga como lo hacen, cada día, millones de amores como fruto del desgaste. Podemos ya no es el partido ideal que triunfó en las pasadas europeas. A día de hoy, Podemos es un partido como otro cualquiera. Un partido más del cortijo – o de la "casta", en la jerga de su líder -. Un partido con sus contradicciones, garbanzos negros y camarillas..
En días como hoy, Podemos se ha convertido en “Pudieron”. “Pudieron” porque ya escriben con verbos en pasado. "Pudieron" porque fracasaron en la conquista de La Moncloa y en el sorpasso a Pedro Sánchez. Y “Pudieron” porque criticaron a la casta y ahora forman parte del enredo. Hoy, por mucho que quieran emprender la remontada, es muy complicado que las aguas vuelvan a su río. Es muy complicado porque las circunstancias han cambiado. La aspirina ha perdido el efecto efervescente en el vaso del enfermo. En el vaso ya no fluyen las burbujas de la indignación y las mareas. Las mismas burbujas que sirvieron a Podemos para tejer su utopía.
Carmelo Beltrán Martínez
/ 5 enero, 2017Totalmente de acuerdo.
Juanjo Aizpeolea
/ 6 enero, 2017Tal cual, por mucho que soñemos en el Podemos inicial, eso no existe porqué nunca volverán a darse las circunstancias y los momentos son distintos. Puede que dentro de un tiempo nazca algo parecido pero ya no será Podemos, aquel Podemos…
dezabaleta
/ 11 enero, 2017Se han quedado en un malogrado intento…
Juan Jose Aguirre
/ 19 enero, 2019Podemos… Pudieron… se pudrieron. No puede haber ética sin estética. Y la estética de un chalé de 500 mil euros difícilmente se compagina con la ética de la izquierda que lucha contra la injusticia social. Ahora solo queda saber qué será de un Podemos descabezado de sus cabezas fundadoras y a la greña..
Calixto Leal Moreno
/ 31 mayo, 2019y algo más que añado por mi cuenta…algunos, muchos diría yo, acabarán en el PSOE!