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De neohabla y plurinacionalidad

El otro día, mientras escuchaba a Pedro Sánchez hablar del Estado plurinacional, me vino a la mente "El ministerio de la Verdad", una institución de la obra de George Orwell que leí hace cuatro años. En aquella novela (1984), su autor acuñaba el concepto de la "Neohabla" para criticar el discurso retórico, y a veces ridículo, de la política. Un discurso, como saben, cargado de eufemismos para salvar al político de los riesgos del tabú. Tanto es así que a la subida del IVA, se le ha llamado, como recordarán, "gravamen adicional"; a la autodeterminación, "el proceso de desconexión"; a la crisis, "crecimiento negativo"; a la emigración forzosa, la "movilidad exterior"; a los recortes, "reformas estructurales" y, para más inri, a la bajada de sueldos, "devaluación competitiva de los salarios". Son, como les digo, eufemismos, palabras que intentan de alguna manera parchear la cruda realidad.

La nación de naciones, anunciada a bombo y platillo por el líder socialista, no es otra cosa que el reconocimiento constitucional de la diversidad cultural. Una diversidad que existe en nuestro país desde los tiempos de Isabel de Castilla y Fernando de Aragón. La plurinacionalidad, a la que se refiere Sánchez, no tiene nada que ver con el Estado Federal que algunos creen. A diferencia de éste, la "nación de naciones" es, para sorpresa de algunos, un ornamento para endulzar el Estado de las Autonomías.  Gracias a esta nueva nomenclatura, el texto constitucional reconocería de forma expresa – sin ningún efecto institucional, por cierto – la diversidad de lenguas y rasgos distintivos que componen el lienzo nacional. La "nación de naciones" aludiría a la acepción cultural de los "nacionalismos" regionales.

La propuesta de Sánchez hay que enmarcarla en el contexto de la cuestión catalana. No olvidemos que el derecho a la independencia, reivindicado por Cataluña, ha abierto el debate territorial existente en nuestro país desde los tiempos de la República. Un debate que enfrenta a unionistas y federalistas y, un debate, que divide a quienes están a favor y en contra del referéndum separatista. Como saben, el encuadramiento del PSOE en este tema se sitúa en el lado de los unionistas y de los escépticos con el referéndum. La plurinacionalidad, anunciada por Pedro, no altera la posición del partido socialista en torno a la cuestión en sí. No la altera, estimados lectores, porque la pluriculturalidad española es condición necesaria, pero no suficiente, para la constitución de un Estado Federal.

La plurinacionalidad, aunque aparentemente no serviría para nada, sí tendría un trasfondo y beneficio electoral para Sánchez. La "nación de naciones" sería la antesala del Estado Federal; un Estado que anhelan muchos vascos y catalanes, y que servirá de pretexto legal para sus avances independentistas. Así las cosas, la plurinacionalidad calma pero no cura la herida entre el PSC y el PSOE; una herida abierta desde la España prefranquista. La plurinacionalidad es compatible con el modelo de Estado defendido por Podemos y Ciudadanos. Lo es porque el reconocimiento de una obviedad social, como es la diversidad cultural española, no altera las posiciones del debate. Así las cosas, el PSOE debería dar un paso al frente y defender abiertamente su modelo territorial, más allá de los eufemismos políticos. Si no lo hace, si sigue jugando a la ambigüedad conceptual, confundirá a la opinión pública. A una opinión pública harta de tanta retórica y discusión territorial.

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1 COMENTARIO

  1. Un gran artículo, con un enfoque muy meditado…

    Saludos
    Mark de Zabaleta

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  • SOBRE EL AUTOR

  • Abel Ros (Callosa de Segura, Alicante. 1974). Profesor de Filosofía. Sociólogo y politólogo. Dos libros publicados: «Desde la Crítica» y «El Pensamiento Atrapado». [email protected]

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