• LIBROS

Entrada anterior

Nebulossa, Hiparquia y la zorra de postal

El otro día, mientras escuchaba la canción de "Zorra", me vino a la mente la figura de Hiparquia. Hiparquia, junto con Diógenes, perteneció a la escuela cínica. La felicidad – dirían aquellas voces si vivieran – sería un asunto de frikis. La anteposición de la libertad personal sobre las convenciones sociales, nos distingue del rebaño. Los cínicos emularon la vida de los perros. Quisieron vivir como ellos. Una vida alejada del mundanal ruido y transgresora con el establishment del momento. Hiparquia se hallaba encarcelada en las celdas del patriarcado. Un patriarcado que, en la Antigüedad Clásica, recluía a las mujeres al ámbito familiar. Las mujeres tenían vetado el derecho al voto. Vetada su participación en la Asamblea y, por supuesto, su presencia en el ágora. Eran, por decirlo de alguna manera, "seres inferiores", en términos aristotélicos. Hiparquia quería reflexionar y saber de filosofía. Tanto que, contra las normas de su época, frecuentaba los banquetes masculinos. En ellos, se mostraba desnuda y practicaba sexo en público.

Nebulossa nos trae, a través de su "Zorra", una lección de cinismo. Cinismo porque esta escuela utilizaba el disfraz y la provocación para denunciar la hipocresía moral. Los cínicos eran transgresores de lo políticamente correcto. Y lo eran  porque estaban convencidos que la vida es individual, única e irrepetible. Pensaban que las normas reprimen a los seres. Este mensaje fue recogido por Freud en "El malestar de la cultura". Nietzsche expresó, en sus escritos, su admiración por los cínicos. Defendió la moral natural y criticó la cristiana. Descartes, por su parte, recomendaba – en sus reglas de la moral provisional – seguir a los más moderados, las leyes y costumbres del lugar. Decía que pasar desapercibido era la mejor posición ante la vida. Una posición que permitía una vida tranquila y alejada de problemas. La "Zorra", de Eurovisión, transgrede la semántica del término. Atenta – si se me permite el verbo – contra el significado de la RAE. Ahora la "zorra", ya no es esa "buscona de hombres", que frecuentaba garitos los sábados a deshora. Ahora es una señora que rompe los barrotes de "la moral femenina". Ahora la "Zorra" es aquella Hiparquia, que reivindica su espacio con los mimbres de la sátira.

La "zorra" es aquella supermujer que, tras siglos de lucha por la igualdad de género, ha destruido a "la mujer". Ha destruido a la "feminidad" que diría Simone de Beauvoir. Ahora, tras el entierro de la otra, es cuando toca la reinvención. Ahora, la mujer se ríe de sí misma, levanta la cabeza y deambula por la selva de los hombres con garras de leona. Esa supermujer es distinta a la de ayer. La mujer de hoy mira atrás, por el retrovisor del feminismo, y observa aquella primitiva que aplaudía los logros del cazador. De un cazador que no le correspondió y no elogió su función. Hoy, la supermujer vive en las aguas de la igualdad. Y desde esas aguas, navega en la persecución de su sueño. Un sueño que cada día es más real y menos onírico. Ahora, la "zorra" se muestra ante el mundo como la ganadora. Anuncia la muerte del patriarcado. Pide su reconocimiento en la contienda. Y lo hace desde la ironía. Una ironía que sirve de disfraz para el ataque. Un ataque que denuncia el tradicionalismo de género. Ahora, con los heridos en el campo de batalla, la zorra se convierte en la líder del corral. Es hora de aplaudir.

Deja un comentario

1 COMENTARIO

  1. Séneca

     /  14 marzo, 2024

    Al final y con la edad el alma se refugia en lo conservador, porque halla consuelo y tranquilidad en lo común y habitual. Mi filosofía de vida se inclina más al estoicismo, pero tu puedes admirarlos todo lo que quieras, a los cínicos y a los frikis, que al final del día no construyen nada. No construyen familias, no hacen progresar a la sociedad en ningún ámbito más que en lo extravagantes (artes, música, moda, colores y ruido…). Y necesitamos desesperadamente, para nuestra propia supervivencia, que construyan y avancen (hablo de gran mayoría, no de minoría).

    El otro día fui al médico, y me tuve que despedir del mismo. Otro más que se me jubila… y otra vez que me quedo sin médico. Porque me ha puesto sobre-aviso: no hay médicos. Ahora toda la juventud en pleno quiere ser influencer o streamer, y eso es lo que se premia en las redes, eso es lo que potencia el Big Tech. Ese es el nuevo gran sueño «americano».

    Me pregunto si cuando van al médico, quieren que les opere alguien serio, o un cínico que ni siquiera ha sido requerido por ley aprobar sus asignaturas? O cuando un mecánico les cambia las ruedas? O cuando un abogado les representa? O cuando utilizan un dispositivo mecánico o eléctrico… esperan que funcione en base a unos estándares? Esos estándares los construyen personas muy dedicadas e involucradas, que trabajan 80 horas a la semana, que faltan a sus familias, que llevan traje perfectamente planchado en los días de más calor. El mundo lo han creado hombres y mujeres mediante trabajo duro, mucho esfuerzo, y cantidad de sangre y lágrimas derramadas. No había mal de alturas ni mareo suficiente como para detener a los pioneros que asentaron las bases de la civilización moderna. Muchos de sus cuerpos aún yacen en las profundidades de los metros que construyeron, debajo de los puentes o en túneles. Todo esto no lo han construido los vagos: beatnicks, hippies o cínicos. La gran mayoría de los que pertenecen a ese mundo carece de motivación terrenal, estos si algo han tenido en común es el hedonismo y el abuso de sustancias. Son personas dañadas, no dignas de ser aplaudidas. Me entristece ver que ahora se aplaude a lo que antes podríamos haber catalogado de escoria de la sociedad, a lo que la antigua Grecia habría echado de sus ciudades como peste de ratas. Cuando lo miras con ojo crítico, podrás ver que no crean nada, solo corrompen y destruyen.

    Veo que aplaudes la muerte de la mujer tradicional. Que es a la par una muerte existencial, dado que muchas de ellas se centrarán en su carrera profesional o en «divertirse por ahí»; y no de tener hijos en su edad temprana, y como muchas otras se darán cuenta cuando pase los 30, cuando han gastado más del 90% de sus óvulos y tendrán muchas más dificultades de ser madres. Por ello muchas no podrán tener descendencia y serán borradas del acervo genético. Suicidio de especies en aras de un place efímero, porque irónicamente no serán felices.
    Los seres biológicos somos más felices cuando cumplimos con nuestras funciones biológicas. Tarde será cuando se den cuenta de ello, miles de paquetes de Amazon no llenarán ese vacío, ni comer en cientos de restaurantes caros. Todo sabrá a cenizas cuando lo haces para ti solo. Puedes alejar ese pensamiento en lo más hondo de tu mente, pero cuando sientes la cabeza sobre la almohada por última vez, tarde o temprano tendrás que enfrentarte a tu propio juicio.

    En resumidas cuentas, aplaudid (porque sois libres de hacerlo) la decadencia y corrupción del alma, del esfuerzo de los siglos y el dolor padecido por nuestros ancestros… Yo aplaudiré al que hace lo que no quiere, al que se esfuerza, al que es devoto a los demás, al que participa en la sociedad, al que crea, no al que la destruye.

    Responder

Deja un comentario

  • SOBRE EL AUTOR

  • Abel Ros (Callosa de Segura, Alicante. 1974). Profesor de Filosofía. Sociólogo y politólogo. Dos libros publicados: «Desde la Crítica» y «El Pensamiento Atrapado». [email protected]

  • Categorías

  • Bitakoras
  • Comentarios recientes

  • Archivos