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Pan y circo

Después de dos horas, perdido por las calles del vertedero, leí la Sátira X de Juvenal, poeta latino del 100 A.c. Decía este ilustre de la Antigua Roma que "su pueblo ha perdido el interés por la política, y si antes concedía mandos, haces, legiones, en fin todo, ahora deja hacer y sólo desea con avidez dos cosas: pan y juegos de circo". Así las cosas, los emperadores Julio César y Aureliano regalaban a sus ciudadanos trigo y panes; acompañados de espectáculos circenses. Con ello se conseguía acallar las bocas y socavar el espíritu crítico de la sociedad. Durante el franquismo, los intelectuales exiliados ya denunciaban aquello de "pan y toros". Este populismo, que caracteriza a las autocracias y que infecta a las democracias, se convierte en "mano de santo" para alargar la vida de los cetros. Tanto es así que muchos ciudadanos, desengañados con la política, dicen aquello de "dame pan y dime tonto".

Los críticos, aquellos que han ido contra la espiral del silencio, han sido perseguidos a lo largo de la historia. Perseguidos por la Inquisición y quemados en la hoguera. Perseguidos y desterrados a lugares alejados. Y perseguidos y encerrados en cárceles inhumanas. Esta praxis milenaria del "muérdete la lengua" o "no arrojes piedras contra tu propio tejado" ha construido una moral de súbditos que irrumpe en nuestras vidas. Así las cosas, asignaturas como la filosofía, y el conjunto de las humanidades, se convierten en un obstáculo para las élites. Se lleva mal, muy mal, que los adolescentes aprendan a cuestionar. A cuestionar las fuentes de la información, los argumentos de autoridad y el tejido institucional. A cuestionar, y disculpen por la redundancia, la palabra de los políticos. Las humanidades enseñan a mirar. A mirar el paisaje desde la individualidad. A mirar desde arriba y a contemplar la lógica que mueve los hilos del sistema. Y esa mirada de pájaro molesta a quienes ocultan la calvicie entre el oro de sus coronas.

La Lomloe ha eliminado – salvo que las Comunidades Autónomas decidan lo contrario – a la filosofía como asignatura, optativa y de oferta obligatoria, en la Enseñanza Secundaria Obligatoria. Esta desaparición converge con los avances del la telebasura. Estamos ante un modelo mediático que basa la mayoría de su programación en programas de entretenimiento. Programas cuyo único fin no es otro que amansar a las fieras. Es conveniente que los leones se conviertan en gatos miedosos y que su domador se sienta superior. Estamos ante una generación de jóvenes sobradamente preparados. Jóvenes, y no tan jóvenes, con estudios universitarios. Disponemos de una sociedad culta que contrasta con los millones de analfabetos que marcaron la España del franquismo. Esta paradoja, que existe entre sociedad culta y déficit de una masa crítica, se explica por "el pan y espectáculos de circo" que decíamos atrás. Pan, en forma de políticas clientelares que otorgan tranquilidad a una clase media que más que vivir, sobrevive. Y circo, en forma de programas de cocina, periodismo amarillo y series de televisión. ¡Ave, César!

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2 COMENTARIOS

  1. Su Saram

     /  3 abril, 2022

    Y una razón para enfadarse. Parece que la mayoría solo necesita una mínima excusa para soltar lo que sea que lo envenena por dentro.

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  2. Juan Antonio Luque

     /  3 abril, 2022

    Así hemos llegado a esta sociedad político y socialmente analfabeta. Y esto no hará más que empeorarlo.

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  • SOBRE EL AUTOR

  • Abel Ros (Callosa de Segura, Alicante. 1974). Profesor de Filosofía. Sociólogo y politólogo. Dos libros publicados: «Desde la Crítica» y «El Pensamiento Atrapado». [email protected]

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