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Revueltas

"La presencia de ministros comunistas en el Gobierno de Pedro Sánchez – reza el editorial de ABC (13/07/2021) – hace un tanto ingenua la esperanza de apoyo del Ejecutivo español a los demócratas cubanos. El precedente de Venezuela es significativo. Rodríguez Zapatero ha sido y es un cómplice del régimen chavista y no ha sido desautorizado por el Ejecutivo de Sánchez. La afinidad de la izquierda política y cultural con el chavismo es una patología del 'progresismo' español, que ahora está desarmado de su argumento favorito para disculpar al Gobierno cubano desde la derrota de Donald Trump y la llegada a la Casablanca de Joe Biden". Este fragmento, extraído del editorial:"Cuba pierde el miedo", no podía pasar desapercibido para los ojos de la crítica. Y no podía, queridísimos lectores, porque dentro de sus interlineados habitan contradicciones y mensajes ocultos que deben ser analizados.

En primer lugar, nos hayamos ante una falacia argumentativa. El articulista cuestiona el apoyo del gobierno a los demócratas cubanos porque nuestro Ejecutivo – legítimo, faltaría más – contiene "ministros comunistas". Un Gobierno con "ministros comunistas" se corresponde – por las palabras del texto – con un Ejecutivo autocrático y, por tanto, contrario a la democracia. Luego, dentro del gobierno español, hay ministros demócratas y autocráticos en función de su credo ideológico. ¡Vaya por Dios! Hay ministros elegidos por la soberanía popular y otros – al parecer – fruto de prácticas antidemocráticas. Según las palabras del editorialista "El precedente de Venezuela es significativo, Rodríguez Zapatero ha sido y es un cómplice del régimen chavista y no ha sido desautorizado por el Ejecutivo de Sánchez". Una vez más, el autor del texto confunde la figura del relator internacional con un "cómplice del régimen chavista". En resumen, estamos ante una izquierda – en consecuencia con lo leído – que se pone de perfil ante las revueltas cubanas.

Las revueltas sociales ocurren tanto en regímenes democráticos como autocráticos. Si miramos por el retrovisor de los tiempos, observamos que ha habido movilizaciones en ambos extremos del espectro. Así las cosas, son testimonios históricos, entre otros, la Primavera Árabe, el 15-M y los chalecos amarillos. Las revueltas son la punta del iceberg de una olla a presión que se llama: "descontento social". Y ese descontento civil suele ser siempre de abajo hacia arriba. Por encima de las revueltas, el Estado cuenta con el "uso legítimo de la violencia", tal y como afirmó Weber y otros contractualistas. Y ese uso, no es otro, que el reestablecimiento de la paz social. En el 15-M, por ejemplo, partidos democráticos clamaron para el desalojo de la Plaza Sol. Un desalojo, como les digo, que iba contra el sentir general de los manifestantes. Manifestantes pacíficos – jóvenes y no tan jóvenes – que hacían uso de derechos fundamentales contemplados en la Constitución. Y manifestantes que fueron acusados de "camorristas y pendencieros", "perroflautas" y otras calificaciones que atentan contra la tolerancia y el respeto como valores democráticos.

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1 COMENTARIO

  1. Juan Antonio Luque

     /  14 julio, 2021

    Está claro que con la prensa, cavernícola, que tenemos no habrá nunca verdad, sino mentira y cinismo. Pero lo peor es la pasividad de la sociedad española y el hecho de que nos tomen por imbeciles sin rechistar.

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  • SOBRE EL AUTOR

  • Abel Ros (Callosa de Segura, Alicante. 1974). Profesor de Filosofía. Sociólogo y politólogo. Dos libros publicados: «Desde la Crítica» y «El Pensamiento Atrapado». [email protected]

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