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Sobre Gregorio y la sucesión de don Mariano

Tras un mes sin tomar café en El Capri, ayer me dejé caer por allí. Necesitaba, la verdad sea dicha, una inyección de cafeína para despertar las neuronas de mi patio. En la barra estaba Gregorio, el marido de Francisca. Estaba sin hablar con él desde que el Pepé ganó la partida a las filas de Zapatero. Tras varios años, veraneando en la piscina de mi pueblo, me dijo que en agosto, por fin, se iba con su mujer y los críos a las tripas de Sevilla. El gran problema era su coche, un Seat Toledo de los años de Felipe; con más kilómetros que los trenes de la Hispania del exilio. Aunque su coche había pasado la ITV y estaba al corriente de los cambios de aceite, no sabía, a ciencia cierta, si resistiría ocho horas de asfalto en plena travesía del desierto. Le dije que la calidad del viaje era un requisito importante, para que el hechizo no se rompiera antes de la media noche. Afiliado al PSOE desde que falleció su abuelo, me preguntó acerca del Gobierno y la deriva pepera.

Ni Casado, ni Soraya, ni Cospedal; lo que el Pepé necesita, me dijo, es adaptar su ideología al siglo XXI. Hace falta un líder que vaya más allá de la unidad de España, los privilegios a la Iglesia y el culto a los pudientes. En días como hoy, la cuestión territorial y religiosa no se arregla con la imposición del Estado de Derecho. Y no se arregla, porque Torra continuará erre que erre echando leña a la hoguera separatista. Es necesario diálogo, ir por las buenas más que por las malas, para que, de una vez por todas, Cataluña encuentre su rima en la estrofa de las autonomías. Una derecha flexible, alejada de las rigideces del fraguismo, cortaría el éxodo de votantes a las filas de Ciudadanos. Tanto Soraya como Cospedal representan el marianismo tardío. Representan los papeles de Bárcenas, la imposición de la Lomce, las ruedas de prensa sin preguntas, el caso Gürtel y los daños de la Mordaza. Casado podría ser un buen activo, si no fuera por las dudas que se vierten acerca de su mérito y esfuerzo en la consecución de su máster.

Hace un mes, quién le iba a decir a Rajoy que tal día como hoy, estuviera revisando escrituras en el registro de Santa Pola. Ha sido todo tan rápido, que la maquinaria del Pepé no está en condiciones para superar el duelo sucesorio. Tras el dedazo de Aznar, la derecha se ha convertido en el Seat de Gregorio; un coche antiguo para los asfaltos modernos. La moción de censura ha supuesto un jarro de agua fría para el tradicionalismo pepero. Tanto es así, que sus engranajes internos no están preparados para afrontar la sucesión de don Mariano, más allá de la fórmula aznariana. Así las cosas, el sucesor de Rajoy será elegido por un raquítico censo de afiliados, solo siete de cada cien censados – aproximadamente 66.000 militantes – están inscritos en la lista de votantes. Una cifra ridícula para un partido que cuenta, supuestamente, con 800.000 carnés de fieles a su doctrina. La desafección de la militancia ante la sucesión de su líder, pone en evidencia la enfermedad que padece un partido que, hasta hace poco, gobernó España a golpe de rodillo. Con estos mimbres, el sucesor de Rajoy se convierte en un líder débil para representar a los suyos. Recuérdese que, probablemente, más del noventa por ciento de los militantes callarán como tumbas el día de las urnas.

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2 COMENTARIOS

  1. Al final, no estamos tan seguros de que sea una cuestión de desafección de los afiliados al PePe, cuanto que se trate de un globo lleno de aire en el que flotan unos pocos miles de a pie. Votantes, los tiene, y las urnas dan fe de ello, pero afiliados, a lo mejor no son más que una ficción.
    El PePe tiene mucho que reprocharse y regenerarse, si quiere que los ciudadanos le crean. Bueno…, los ciudadanos que participan de su ideología. El resto, no creemos ni en autorreproches peperos. ni menos, en regeneración. El dinosaurio no se convierte en mariposa..

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  2. Un buen artículo …

    Saludos
    Mark de Zabaleta

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  • SOBRE EL AUTOR

  • Abel Ros (Callosa de Segura, Alicante. 1974). Profesor de Filosofía. Sociólogo y politólogo. Dos libros publicados: «Desde la Crítica» y «El Pensamiento Atrapado». [email protected]

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