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Guerra fría

Las rencillas entre El País y Aznar han vuelto a pintar las portadas de Cebrían con los mismos colores de los tiempos felipistas. Desde que se abrió el melón de las vergüenzas, las sombras de Bárcenas y Gürtel han manchado la "idílica gestión" de José María al frente de la Moncloa. Desde las trincheras de la Yuste madrileña, las heridas abiertas por el caso Sogecable siguen a flor de piel en la Hispania de Mariano. Mientras tanto, los escribas de Pedro J. tejen sus editoriales con retórica proaznarista para arrebatar cuota de mercado al gigante de la prensa. En días como hoy, la guerra de las portadas invita al lector de la butaca  a solicitar, una vez más, un modelo periodístico: independiente de lo político y crítico con el gobierno. Mientras no lo consigamos – decía esta mañana, el cuñado de Josefa – lloraremos como hermanos en el  funeral de nuestros medios.

El País del 26 de mayo pasará a los fondos del armario por su arsenal dialéctico contra el artífice del ladrillo. En la dieciséis del ejemplar. Luz Sánchez – redactora de Cebrián – enmarca a la caricatura de  Sciammarella con un recopilatorio de testimonios provenientes de los aznarólogos más incómodos. Dicen las malas lenguas que el ex líder de la carpeta: "está cabreado como una mona". Cabreado como una mona porque, cito textual: "no soporta que se entre en google y se asocie su nombre con los sobresueldos de Bárcenas" Sin apoyo en la cúpula ni entre los barones – en palabras de Manetto – el regreso de José María a la Tribuna del Congreso solo sería aplaudido por políticos como Oreja. 

Con el título: "El ego". La columna de Juan Cruz continúa arrojando municiones contra la perla de la derecha. Con un rigor más freudiano que periodístico, el autor de: "el sueño del Oslo",  retrata para los suyos a un Aznar enojado y despechado. Un expresidente herido, que busca en el ataque contra PRISA y su partido, la mejor defensa para reparar su "narciso" distorsionado. Es precisamente, la fealdad reflejada en el lago de la historia, la que justifica para la crítica: el regreso de un "cadáver político" a la parrilla de los vivos. El que fuera Dios en la  España del ladrillo – en palabra de Jacinto – quiere volver como un héroe de "tebeo" para demostrar a su señora quién es el figura de su marido. El mismo figura que consiguió cambiar la flacidez de su barriga por la tabla abdominal de los guapos del gimnasio.

Los sables de PRISA continúan su ofensiva por el campo de batalla. Con el editorial: "Aznar, el tóxico", los escribas de Cebrián culpan al honorífico de las gaviotas del epicentro de la crisis. "Aquella euforia – se refiere a los felices tiempos aznarianos- no fue consecuencia de de una política que transformara el modelo productivo de nuestro país, sino el objetivo de un Gobierno decidido a recoger a corto plazo los beneficios políticos de la falsa sensación de riqueza que él mismo hinchaba y produjo". "El estallido de aquella burbuja – sentencia el periódico de la "izquierda" – seguimos pagándolo desde hace cinco años en desempleo y destrucción de riqueza". El final de la ofensiva finaliza con una batería de reproches acerca de la Guerra de Irak, la gestión del Prestige y las muertes del Yakolev.

En días como hoy, la guerra fría abierta por el caso Sogecable sigue perenne en las portadas del presente. La vuelta de Aznar a las primeras de la parrilla ha servido para que El País recupere parte de sus rojos evaporados. El fluorescente amarillo sobre los supuestos manuscritos de Bárcenas ha dejado atrás la "metedura de pata" de la instantánea de Hugo. El peor enemigo de José María enturbia la  imagen narcisista en el lago de su historia. Sin apoyos en el bosque, el vuelo bajo del expresidente le impide ver con claridad a lo lejos del horizonte. A escasos metros de su periplo, los escuderos de Pedro J. peinan sus caballos para el momento de la contienda. Mientras tanto, el búho de la rama mira con recelo a los gatos que se esconden detrás de la basura. Hoy no hay luna.

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1 COMENTARIO

  1. maite

     /  28 mayo, 2013

    Lánguido, diría yo, el escaparate que exhibió el es Presidente … . Encolerizado por el descrédito que sentía por parte de quienes ,posiblemente– razonaba, no le podían dejar sin sus atributos inmejorables,– supongo que suponía–,al frente de nuestro País. Creo que no fue el momento idóneo… , quizá nunca hubiera sido el momento idóneo. Una vez que han ejercido su cargo, y que lo han hecho según su criterio… , volver a las andadas se exponen a que escuchen LA GRAN VERDAD, —la real VERDAD, del PUEBLO soberano… . No, CREO QUE NO ESTUVO ACERTADO EL MOMENTO. — Pero quizá SI les sirva de reflexión y humildad bajarse al carro del camino… , y hacer del divismo que sentimos en él, UNA NUEVA FORMA DE VER LA REALIDAD… . Eso seria bueno para ÉL, y para su PAÍS. NUESTRO PAÍS. Lo mismo se les puede decir a todos los es PRESIDENTES. Por que todos se creen el OMBLIGO DEL MUNDO. y solo son HOMBRES que pudieron hacer su trabajo muy bien… . Pero que no lo hicieron tan bien NINGUNO. —Si ello hubiera sido BUENO, no estaríamos como estamos. El PUEBLO es SABIO… . dejar de fastidiarlo más.— Eso les diría a cada uno de ellos. HAN SIDO NEFASTOS.

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  • SOBRE EL AUTOR

  • Abel Ros (Callosa de Segura, Alicante. 1974). Profesor de Filosofía. Sociólogo y politólogo. Dos libros publicados: «Desde la Crítica» y «El Pensamiento Atrapado». [email protected]

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