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Podemos, sueño y desencanto

En los últimos días, he leído varios artículos referidos al 15-M. Al parecer, mucha gente siente nostalgia por la desaparición del movimiento. Una nostalgia que se relaciona, sin mucho sentido, con la escisión de Podemos en pablistas y errejonistas. Al parecer, la entrada de Más País en la trinchera política pone fin, según algunos columnistas, al platonismo que acompañó a los jóvenes de la Tuerka. Hoy, varios años después, de la fundación de Podemos estamos cerca de analizar por qué "el brazo político" del 15-M llora su derrota. Durante el momento álgido de la crisis económica – allá por mayo del 2011 – se produjo, en España, una caída de su modelo económico. Un modelo, como sabemos, desequilibrado desde el punto de vista sectorial y geográfico. Ese revés económico, popularmente conocido como el pinchazo de la burbuja, supuso un descenso brusco del empleo que tuvo sus efectos más dañinos en los jóvenes.

Fue precisamente esa indignación colectiva, ese cabreo con el dinero fácil del pasado y las penurias del presente, la que invadió de color la plaza Sol madrileña. Los partidos de izquierdas intentaron sacar rédito político de ese movimiento social abstracto, heterogéneo y apolítico. Y en ese intento de politizar el movimiento se fue fraguando, a fuego lento, Podemos. Un partido que supo, los años posteriores, sistematizar las inquietudes del 15-M. Así las cosas, el postzapaterismo y los recortes de Rajoy sirvieron a los líderes emergentes – Iglesias, Errejón y Echenique – de pretexto idóneo para redactar su relato. Un relato, como saben, basado en la utilización del cabreo social contra el establishment. De ahí, los términos de la "casta", los ataques contra la banca, la defensa a ultranza del Estado del Bienestar, la cuestión monárquica y otros temas que, hasta el momento, eran vacas sagradas. Esta estrategia tuvo, como saben, sus primeros resultados en las elecciones europeas. La obtención de cinco diputados alimentó, de alguna manera, el cuento de la lechera.

Podemos no supo gestionar su éxito. Y ese fue principalmente el motivo de su derrota. No lo supo por una serie de torpezas que todos conocemos. En primer lugar, sus resultados negativos en las primeras elecciones andaluzas. Digo negativos en contraste con lo esperado. Lo segundo, la frustración por el sorpasso socialista que, a bombo y platillo, anunciaban las encuestas. Lo tercero, la desmembración de su cúpula: Monedero, Bescansa y Errejón, entre otros. Lo cuarto, ciertas incoherencias entre su discurso público y su praxis en lo privado. Y lo quinto, entorpecer la investidura de Pedro. Si antes fue el referéndum catalán, quien marcó la línea roja, ahora ha sido el anhelo de sillones en el Consejo de Ministros. En estos momentos, Podemos tiene sus piezas muy mal situadas en el tablero de la partida. Por un lado, los probables mordiscos de Más Madrid. Por otro, la posible negativa de Sánchez a su consideración como socio preferente. Estamos pues ante un partido cuya única defensa pasa por el ataque. Ataque a Pedro por no aprobar su propuesta. Y ataque a Errejón por su desplante a Podemos.

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5 COMENTARIOS

  1. Jordi cabezas salmeron

     /  30 septiembre, 2019

    Creo que a Podemos le temen y atacan , por ello, todos. Es el único que para bien de la justicia social puede forzar un cambio. Por eso le temen. Y a pesar de sus errores, quien quiera ese cambio no puede confiar en ningún otro y a la vista está. Los resultados serán los que serán pero habida cuenta de la mucha lana existente, eso poco indicará. El Psoe no es ya, desde tiempo atra, izquierda Mangonean junto a las derechas, con matices distintos y escasos, para mantener el sistema bipartidista que también les va a los de arriba y tanto nos jode a los demás.

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  2. Nesi Inés

     /  1 octubre, 2019

    Bufff!! Esta entrada está «pufada» de partidismo y parcialidad. Huele mucho a «sanchismo». No tiene argumento serios ni razonados. No te lo compro.

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  3. José Mestanza Martin

     /  1 octubre, 2019

    Totalmente, parcial y partidista; estoy contigo Nesi. De todas formas y por otra parte, si no existiera Podemos habría que reinventarlo, quizás con Errejón… aunque yo seguiré con Iglesias… estaremos vigilantes.

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    • Jose

       /  1 octubre, 2019

      Yo también amigo seguiré con Iglesias, entiendo que podemos defiende y es la esencia de la socialdemocracia.

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  4. Alejandro Monzón

     /  7 mayo, 2021

    Discrepo en lo de entorpecer la investidura de Sánchez, si mal no recuerdo, Sánchez afirmó en un programa de televisión que le impidieron pactar con Podemos, y en cuanto a Pablo Iglesias, pido una reflexión seria sobre los medios de comunicación y su participación en la elecciones,

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  • SOBRE EL AUTOR

  • Abel Ros (Callosa de Segura, Alicante. 1974). Profesor de Filosofía. Sociólogo y politólogo. Dos libros publicados: «Desde la Crítica» y «El Pensamiento Atrapado». [email protected]

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