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De cetros y Cifuentes

Mientras Annette Schavan y Karl-Theodor, ministros de Gobierno de Merkel, dimitieron por plagiar sus tesis doctorales allá por el año 2013,  "la rubia de Madrid" se atornilla al sillón; a pesar del escándalo de su máster. Es precisamente este contraste de paradigmas, el que invita a la crítica a reflexionar sobre el asunto. El Watergate español, como así se conoce el caso Cifuentes en los lagos internacionales, sitúa al periodismo en el lugar que se merece. Las palabras de Owell: "periodismo es publicar lo que alguien no quieres que publiques" reflejan el poder del periodista ante las Fake News del veintiuno. Una vez más, la España de Antonio Herrero y del antiguo Diario16 vuelven a la palestra en la Hispania del ahora. Una Hispania de pillos y granujas, donde la astucia del guante blanco es aplaudida por el credo americano. Con tales mimbres sobre la mesa del cadáver, el olor a brujería inunda de veneno la pureza del desierto.

La supuesta falsificación de las notas, en el máster de Cifuentes, hiere de muerte la honorabilidad de las togas. Togas negras y solemnes se convierten en el hazmerreír de sus discípulos. Ante tanta insensatez, "la rubia de Madrid" resiste como una estatua los embates de la cuestión. La prueba del algodón, como diría aquel anuncio publicitario, no responde ante los ojos de la crítica. El Trabajo Fin de Máster continúa invisible ante el silencio del paraninfo. Un silencio incómodo, de esos que surgen cuando los amantes se cruzan en la ruinas del tanatorio. La invisibilidad de Cifuentes, ante sus compañeros de máster, pone en jaque la verdad de sus palabras. El tráfico de influencias, en palabras del verdugo, hace que quienes tienen dinero ocupen los cargos de los listos sin padrinos. Es precisamente esta injusticia de la vida, la que siembra de espinas las sendas del camino. Un camino fácil para los bienaventurados y difícil para los hijos del barrendero. En los tiempos de Franco solo los "hijos de", aquellos que sus padres tenían amiguetes entre los correveidiles del caudillo, conseguían, con limones y conejos, llegar a ser gente importante a pesar de la flojedad de su talento.

El arte de la palabra no es suficiente para convencer a los plebeyos. En días como hoy, Hispania sabe leer. España ya no es el país en blanco y negro del ayer. Sin los hechos – sin la prueba por en medio – no hay credibilidad del acusado. Una credibilidad necesaria para que la Presidenta de Madrid y el rector del paraninfo permanezcan con el cetro. En momentos cruciales, decía el búho desde lo alto de la rama, es cuando las personas se quitan el disfraz del personaje. Las dudas de Ciudadanos acerca de la moción de censura a Cifuentes, tiran por la borda el respeto hacia el naranja. Las piedras sobre el mismo tejado nunca fueron bienvenidas por los socios de Gobierno. El tráfico de influencias y sus horribles consecuencias resulta nefasto para la salud democrática. En las tierras de Merkel no hizo falta llegar hasta tantos derroteros; la vergüenza del pillado con las manos en la masa, fue condición suficiente para arrojar sus galones en el campo de batalla. No hizo falta retórica, ni noticias al unísono.

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1 COMENTARIO

  1. Es un tema grave que en Alemania implicó dimisiones …

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  • SOBRE EL AUTOR

  • Abel Ros (Callosa de Segura, Alicante. 1974). Profesor de Filosofía. Sociólogo y politólogo. Dos libros publicados: «Desde la Crítica» y «El Pensamiento Atrapado». [email protected]

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