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La suerte de Bretón

Una vez al mes, en la calle Cervantes de Madrid, se reúnen padres y madres provenientes de diferentes puntos del país. Gregorio, María, Andrés… buscan en el testimonio del otro, el aliento de sosiego que años atrás les arrebató la vida. A través de la palabra ilustran – los reunidos – cómo luchan cada día en la búsqueda de sentido a su golpeada biografía. Todos los presentes comparten el dolor por la pérdida de sus hijos. Cuenta Gregorio que aquel fatídico día – se refiere al día que falleció su Francisco – le llamaron al trabajo para decirle que su pequeño todavía no había llegado al colegio. A los pocos minutos, otra llamada, con un "número muy largo",  le avisó de que su hijo estaba ingresado en estado grave con pronóstico reservado. Desde el día de su entierro – hace ahora cinco años – cada vez que me levanto  y veo su cama vacía -dice este padre de ojos apagados- no puedo resistir el impulso de acercarme a la almohada y darle el beso de "buenos días". El mismo beso que durante diez años le di a mi retoño antes de irme al trabajo.

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3 COMENTARIOS

  1. Es una buena decisión. Estos grupos de madres y padres se van multiplicando en todos los países. Ninguno de ellos se resigna a estas pérdidas devastadoras. Compartir sus dramas es también un modo de continuar unidos a esos seres de los que eternamente serán padres y madres. Aquellos que hemos estado unidos por profundos lazos de Amor , seguimos conectados a través de nuestras propias potencias espirituales. Así como hay átomos que cambian sus polos en tiempos acordes, y aunque sean ubicados a distancias inmensas continúan actuando de igual modo, debemos tener la certeza que hay un poderoso latido que se acompasa con los seres amados.

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  2. Es una forma de compartir sentimientos y recuerdos, lo que es una gran ayuda para superar este trauma…

    Saludos
    Mark de Zabaleta

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  3. conchita Lloria

     /  29 junio, 2013

    La unión en el dolor. Buscan el encuentro con sus semejantes en la perdida. Quizás busquen también la respuesta que no encuentran en solitario, la respuesta que no se quieren hacer, pero que les martillea en la cabeza ¿Cómo podemos seguir viviendo después de esta perdida?.
    Nos consuela ver que otros pueden seguir viviendo. Buscamos su apoyo, sus frases, las que nos decimos a nosotros mismos, se las compartimos, sabiendo que no nos sirven, pero que a lo mejor le pueden servir a ellos.
    La unión en el amor es la respuesta. Nos reunimos para hablar del amor que sentimos por nuestros seres ausentes.
    El amor hace imposible la ausencia. El amor les hace existir eternamente. Existen para quienes les aman y existen para quienes entienden que el que ama no muere jamás.

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  • SOBRE EL AUTOR

  • Abel Ros (Callosa de Segura, Alicante. 1974). Profesor de Filosofía. Sociólogo y politólogo. Dos libros publicados: «Desde la Crítica» y «El Pensamiento Atrapado». [email protected]

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