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Sin autocrítica

La última radiografía del CIS ha diagnosticado un reuma preocupante en los cimientos del presente. La clase política, el paro y el parné, son los temas que quitan el sueño a la mayoría de los españoles. Con una Tasa de Paro de las más altas de Europa, un túnel apagado desde los tiempos de Zapatero, y una decepción crónica con las élites de septiembre. Es de recibo que la factura demoscópica arroje la peor instantánea de toda la democracia. Los ojos de la Crítica no pueden pasar de puntillas por el titular de la mañana. Es necesario – como diría Saramago – ir más allá de la fugacidad del momento, e investigar con lupa sociológica los porqués que se esconden detrás de este desaguisado.

El clientelismo político – o dicho de otro modo – barrer para los míos en detrimento de los otros; sitúa a la empírica en las orillas de la teoría. La reciente reforma de la Ley de Costas – entre otros muchos ejemplos – nos sirve a la Crítica para ilustrar las variables independientes que explican el descontento con las élites. El alargamiento de las concesiones a setenta y cinco años, sin contar con el apoyo y asesoramiento de los Grupos Ecologistas pone sobre la mesa, la falta de interés por parte de Moncloa, en satisfacer el interés ciudadano por encima de sus colores. La nueva "norma de costas"  indulta a los "propietarios de la playa" y les otorga el derecho a comprar y vender viviendas en primera línea de la arena. Una vez más, los ecos de la burbuja de los felices años aznarianos vuelven a sonar con fuerza en el vuelo de las gaviotas. El baile de datos entre las viviendas ilegales anunciadas por el Ejecutivo  y las contrastadas por los ecologistas, sitúa a la credibilidad política en las alcantarillas de la duda. Así, con este simple ejemplo, de los cientos existentes, no es extraño alarmarse con el balcón de las portadas.

El efecto Báñez – aludido en diversas líneas del Rincón – alimenta el fuego del descontento civil entre la muestra de entrevistados. ¿Dónde están los puestos que se iban a crear con las llegada de Mariano?, ¿dónde están los contratos indefinidos que se iban a firmar con el abaratamiento del despido?, ¿dónde están los hechos que ilustran las líneas del programa de Mariano?… ¿Dónde están?, se preguntaba esta mañana Manolo en la barra del bar. A día de hoy – sin Zapatero mediante – somos la vergüenza de Europa y la mirada decadente de América. Somos – como diría el columnista de ABC – "el fracaso pragmático de Occidente". Somos, el ejemplo a no seguir, utilizado por Romney y Sarkozy para paralizar a una izquierda idealizada.

La falta de reflexión por parte de los aludidos enciende todavía más los troncos oxidados de la falsa democracia. Tanto el Partido Popular como el socialista – tanto monta, monta tanto – han lanzado balones fueras contra el agua fría vertida por los jarros del CIS. Tanto la herencia de ZP – en palabras del PP – y, el incumplimiento del programa – en alusiones del PSOE- dejan sin barrer los portales de la autocrítica. Con esta actitud de balones fuera – o como diría Manolo, en las tardes de tertulia – "de quitarse el marrón mientras pasa el nubarrón" no es de recibo que las élites del poder sean un mal ejemplo a seguir por la mayoría de los mortales. En días como hoy, sin líderes políticos para navegar contracorriente en las aguas turbulentas del entorno, es muy complicado pedir unidad al ciudadano, mientras solamente existen intereses partidistas. Preocupante.

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3 COMENTARIOS

  1. Quizá los partidos políticos tradicionales son incapaces genéticamente para hacer autocrítica. Desde ese «quien se mueve no sale en la foto» de Alfonso Guerra se han convertido en máquinas de obediencia a las cúpulas, y su institucionalización los han llenado de hordas de cesantes que lo que menos pueden aceptar es una autocrítica que merme sus posibilidades.
    Francamente, creo que ambos partidos están incapacitados para la regeneración y procede, pues, su minimización y superación por otros nuevos.

    Saludos,

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  2. conchitaLloria

     /  8 octubre, 2012

    El 30% de los votantes del PP, hace un año creían que el atentado de Atocha fue realizado por ETA.
    Zapatero cuando quiso responsabilizarse de la crisis, cometió el mayor error de la historia. Sus cuatrocientos euros, y el no reconocer de inmediato la crisis es el argumento y la consigna que se repite igual que se repetía que era ETA el causante de los atentados.
    Es vergonzoso como un agujero de miles de millones se puede decir sin que se les caiga la cara de vergüenza que es culpa de Zapatero, pero lo hacen.
    Al parecer la quiebra de las cajas, la quiebra de las constructoras y todo lo demás que ya es cansino repetir, al parecer no han sido la única y verdadera causa, aunque también digo, que alguien, además de Estados Unidos, paga la guerra de Irak.
    Es evidente que el deterioro de la imagen de España no puede ser más lamentable, y es que la imagen es lamentable.
    Quieren presentar una imagen maquillada, para engañar a los europeos, no les llega con engañar a los españoles.
    Bueno, tenemos lo que nos merecemos.
    Quizás se esté diciendo ahora de España lo que se tenía que decir al morir Franco, pero ahí funcionaba la censura y no se hablo de la mala imagen del país. Pues miren que bien, lo que no se hizo entonces, se hace ahora. Por fin se muestra al exterior la realidad española.

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  3. rosa

     /  25 junio, 2013

    Yo no creo que nos lo merezcamos, Conchita, creo que ,simplemente, en este penoso país falta mucha cultura democrática y ello es así porque nuestra democracia es joven y nuestro pueblo inculto, en el sentido político del término…La prueba de lo que digo es la enorme cantidad de gente que otorgó con su voto una mayoría aplastante, algo intrínsecamente malo para una democracia, y que ahora «descubren» que el PP «no cumple su programa» y están muy indignados…Si no fuera tan triste la situación a la que nos han llevado, sería para partirse de risa…qué cruz !!

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  • SOBRE EL AUTOR

  • Abel Ros (Callosa de Segura, Alicante. 1974). Profesor de Filosofía. Sociólogo y politólogo. Dos libros publicados: «Desde la Crítica» y «El Pensamiento Atrapado». [email protected]

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