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El barrito del elefante

Decía un viejo profesor de sociología que en la España de Quevedo el sueño de los pobres era disfrutar algún día del ocio de los nobles. Esta distancia entre las manos ásperas de la pobreza y las capas distantes de la corona es la que siembra la indignación popular con las prácticas de la realeza. Es precisamente la caza de elefantes el aniversario de la República,  los fenómenos  que invitan la crítica de izquierdas a reflexionar sobre el rol de la corona en el país de la espinas. Con el chiringuito patas arriba y los ánimos colectivos por los suelos, es de recibo que el pueblo del desempleo sienta su enorme  frustración entre estrellas y estrellados.

Una vez más la vergüenza del titular se apodera del eco internacional. La estética del fenómeno y la falta de empatía con el sueño de los débiles siembra de piedras los caminos de simpatía con la figura histórica de la monarquía. Las salpicaduras de  Urdangarín y los juegos de Froilan han deshilado los perpuntes idílicos de la corona. El coste económico de los caprichos privados de Juan Carlos ha sentado como un jarro de agua fría en los millones de mileuristas que día tras día hacen malabarismo para salvar del hundimiento al Titanic de sus vidas. Es precisamente la cacería de elefantes, o dicho de otro modo, el tiro del privilegio a un animal en peligro de extinción por la caza exacerbada del hombre y la deforestación de sus días, la que cultiva los campos de la vergüenza con las prácticas legítimas de nuestras élites.

La caída del rey ha servido al ciudadano de a pie para conocer con más detalle las distracciones de su nobleza. En la España "Juancarlista" de hoy, en palabras de un comentarista de este blog, comienzan a verse los brotes verdes del debate civil sobre los costes y oportunidades que suscita para una democracia la sostenibilidad económica de su corona. La transmisión genética del poder entre la dinastía de los Borbones ha resistido los azotes del discurso francés y los ecos presidencialistas de América. La figura histórica de "Juan Carlos" por encima del Monarca ha sido, sin lugar a dudas, el secreto del silencio ilustrado durante estos casi cuarenta años de corona. El reciclaje intergeneracional y la cuestión económica de la institución monárquica serán los mimbres del debate entre los nuevos jóvenes republicanos y los nostálgicos de Juan Carlos.

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4 COMENTARIOS

  1. Firma para que el Rey Juan Carlos I deje de ser el Presidente de Honor de WWF España.

    Creemos que estas prácticas son incompatibles con el trabajo y la misión de WWF España. Es por ello que pedimos que WWF España sustituya al Rey Juan Carlos I como Presidente de Honor de la organización o que el Rey directamente renuncie a este cargo.

    http://actuable.es/peticiones/que-rey-juan-carlos-i-deje-ser-presidente-honor-de

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  2. Miguel

     /  15 abril, 2012

    Como concepto es obvio que la democracia es contrario monarquía (las dos cosas a la vez no pueden existir aunque se confabulen todos los medios de comunicación para hacernos comulgar con ruedas de molino) y socialmente en la primera el poder emana de los ciudadanos en su conjunto mientras que en la democracia viene de lo que algunos creyentes llaman Dios y que nadie ha sido, ni es ni puede ser capaz de definir, así que pido a Juan Carlos Borbón que dimita y se dedique a lo que quiera, que se desmantele todo el tinglado de casa real con todos las prebendas y servicios pagados con nuestros impuesto y que sus hijos, hijas, yernos y nueras se pongan a trabajar para ganarse el pan que comen.
    Por supuesto que todos ellos cumplan las leyes que cumplimos el común de los ciudadanos de este país.
    Por vergüenza y dignidad de la WWF España pido a sus miembros que lo expulsen no sólo de la presidencia sino de cualquier cargo que ostente e incluso de ser miembro de base de la organización.

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  3. Muy interesantes las reflexiones, llego a este blog a través de los premios espiral de edublogs, y es un placer enorme encontrarme con gente que desde diferentes lugares piensa un mundo distinto. Saludos.

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  4. jose

     /  22 abril, 2012

    que hace falta para que desaparezcan de la faz de la tierra los que impunemente actúan contra los elementales principios de comportamiento
    hace cuánto debió dejar de existir el tal falso rey
    no imagino como puedan continuar siendo mantenidos en el poder tales malnacidos (casta política, borbones,..)
    nunca más seres de demostrada integridad corrompida representen al pueblo español

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  • SOBRE EL AUTOR

  • Abel Ros (Callosa de Segura, Alicante. 1974). Profesor de Filosofía. Sociólogo y politólogo. Dos libros publicados: «Desde la Crítica» y «El Pensamiento Atrapado». [email protected]

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