Con el título "Radiografía del centroderecha", el editorial de ABC – del pasado 5 de febrero – argumenta a favor de un centro capitaneado por la derecha. Según el texto: "hoy parece ser el PP el partido que, según los sondeos, recoge el voto huérfano de Ciudadanos, pero también Vox y el PSOE optan atraer a sus votantes descontentos". Así las cosas, "si a efectos electorales la variable Ciudadanos despareciese definitivamente de la ecuación del centro derecha, el sistema electoral proporcional que rige España premiará al PP en detrimento del PSOE en muchas provincias. En eso radica la lucha por el centro donde el PP parece ganando ya todo el espacio real a Ciudadanos". Según el último barómetro del CIS, de hace tres semanas, "El PSOE ganaría las elecciones generales con solo 1,7 puntos de ventaja sobre el PP". La cadena Ser, por su parte, publicaba hace tres días, el siguiente titular: "El PP mantiene su ventaja sobre el PSOE, mientras la ultraderecha gana casi un punto". El País, la misma línea, publicaba recientemente que "Vox se recupera tras tres meses de caída, mientras PP y PSOE se estancan".
Más allá del análisis técnico de las encuestas, lo cierto y verdad, es que el PP y el PSOE andan muy ajustados en la contienda electoral. Ese equilibrio se podría romper, en cualquier momento, por el repunte de Vox. Así las cosas, no podemos concluir – a ciencia cierta – que el Pepé abanderará, en los próximos meses, el centroderecha. El descalabro de Ciudadanos, y su posible desaparición, no es condición suficiente para que sus votantes opten por la moderación. Hay contraejemplos al respecto. En mi pueblo, sin ir más lejos, los dos concejales que perdió Izquierda Unida desembarcaron en las aguas de Ciudadanos. Luego, el partido naranja, aglutina en su seno un voto ambiguo, y por tanto, difícil de preveer. Tanto es así que, con la información sobre la mesa, Vox crece – en intención de voto – mientras las fuerzas de centro – PP y PSOE – quedan estancadas. No será, y es conveniente que nos lo preguntemos – que muchos exvotantes de C's se apartaron del PP por la grieta enorme que existía en su partido. Y que, a día de hoy, descontentos con el liderazgo de Feijóo opten por la marca de Abascal. La foto entre Rajoy, Aznar y Feijóo no representa al centro. No olvidemos que los recortes de Mariano, y el aumento de la desigualdad, todavía están en el recuerdo de la clase media.
La posible desaparición de Ciudadanos también podría significar un aumento de la abstención electoral. El votante de Albert Rivera representaba, en su mayoría, a una derecha joven o "nueva derecha", en palabras de Sánchez. Feijóo no representa – en contraste con Ayuso – a un partido joven sino a un partido que recuerda a las estructuras del conservadurismo gallego. El PP no va más allá de la crítica perenne a la legitimidad del sanchismo. Un sanchismo que, dentro de sus pactos, cumple con las reglas de la aritmética parlamentaria. El catálogo de medidas, orquestadas por Pedro, afecta directamente – y de manera positiva – a los bolsillos de los españoles. La subida del 8,5% de las pensiones, el incremento del SMI y las políticas familiares, entre otras, contrastan con los recortes asfixiantes que la derecha hizo en su día. Una derecha que ganó precisamente, entre otras causas, por la "derechización" de Zapatero. No existen, por tanto, certezas concluyentes para aplaudir una hipotética victoria del centroderecha. El auge de Vox es precisamente el síntoma de que algo está haciendo mal el PP. No olvidemos que el enemigo electoral del PP no es el PSOE sino Vox. Cuanto más suban las siglas de Abascal, menos probable será que Feijóo gane las elecciones.
Juan Antonio Luque
/ 10 febrero, 2023Me gustaría ser optimista pero estoy convencido que el PP ganará las elecciones de mayo y eso le servirá para preparar bien las generales. Dispondrán de todos los medios informativos para ese fin. Pero les hará falta VOX para completar mayoría. España será un Castilla y León con un vicepresidente sin cartera y la misión de encender la opinión pública levantando cortinas de humo para esconder la realidad de los recortes, a espuertas, y las desigualdades.
Si Feijóo fracasase en mayo sería el inicio del reinado absoluto de Ayuso que sería el plan B de la derecha y este creo que no les fallaría.