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Los grises de Obama

El otro día, mientras tomaba café, eché un vistazo a los periódicos. Aparte de las noticias habituales del cortijo – la clase política española y sus corruptelas de siempre -, el buque insignia fue, como saben, el discurso de despedida de Barack Obama. Antes de asomarme al vertedero, leí por encima el New York Times. Desde hace años, me gusta echarle un ojo a la prensa internacional. Mientras el rotatorio americano – y esta fue mi sorpresa – destacaba, a bombo y platillo, la figura de Obama como el Mesías del siglo XXI, el editorialista de La Razón "lo ponía a parir". Dos lecturas antagónicas – la del New York y la del diario de Marhuenda – que han motivado la redacción de este artículo. Un texto, como les digo, que pone grises entre sendos antagónicos, y ubica a Obama en el lugar que se merece.

Si quieren que les sea sincero, nunca creí las promesas de Obama. No las creí porque, aunque comparta su ideología, una cosa es conquistar el poder y otra, muy distinta, gobernar un país o, mejor dicho, mantenerse en el sillón. Entre los logros de Barack, destacan, entre otros: "la cabeza" de Bin Laden, la "Obamacare" o Seguridad Social a la europea, el acuerdo nuclear con Irán, el acuerdo climático de París y la apertura a Cuba, gracias a la mediación de don Francisco. Entre sus sombras asoman, entre otras: el cierre frustrado de Guantánamo, la permanencia de tropas en Irak y Afganistán, y la persistencia del conflicto entre Israel y Palestina. Barack Obama pasará a la historia, con sus luces y sus sombras, por ser el primer presidente negro que conquistó la Casa Blanca. Un mérito enorme para alguien de Chicago que hizo realidad su sueño americano. Alguien, como les digo, que por su oratoria y persuasión consiguió el Premio Nobel de la Paz.

Obama no pasará a la historia por el cumplimiento de sus promesas electorales sino por sus innovaciones en comunicación política. Barack cambió el atril y los mítines convencionales por las redes sociales. Gracias a él, hoy, la mayoría de partidos políticos hacen campaña a lo Obama. Campañas realizadas desde Twitter, Facebook y YouTube. Campañas, como les digo, que humanizan a las élites y rompen la barrera infranqueable entre ideales y realidades. Barack consiguió restaurar la ilusión por la política. Una ilusión que, día tras día, se ha ido evaporando por su gestión al frente de la Casa Blanca. Una gestión mediocre; marcada por la falta de correlación entre "sus dichos" y "sus hechos". Barack ha sido un títere del sistema; un presidente atado de pies y manos por la mayoría adversa del Capitolio. Hoy, Donald Trump ha conseguido el cetro de los Estados Unidos. Lo ha conseguido gracias al miedo insuflado a las clases medias de pedigrí americano. Miedo, como les digo, para impedir que se hiciera realidad el "yes we can" de Obama.

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2 COMENTARIOS

  1. El Decano

     /  13 enero, 2017

    Decir que la gestión de Obama ha sido mediocre y al mismo tiempo afirmar que fue un presidente atado de pies y manos por la mayoría adversa del Capitolio es una contradicción en si misma. Es evidente que, sin esta oposición sistemática del Senado, quedaron muchas logros por conseguir: probablemente se hubiera conseguido alcanzar el salario mínimo mas alto jamás logrado, la revolución industrial global, la desaparición de Guantánamo, el liderazgo en política ecológica y las demás deficiencias que usted apunta, entre otras. Pero no es menos cierto que con la misma oposición, ha dejado una tasa de desempleo por debajo del 5%, una subida general de sueldos del 2,4%, un crecimiento de 3,5 puntos, una inflación del 2%, un presidente negro respetado, a pesar de las provocaciones racistas republicanas y una familia sin tacha ni escándalos en la Casa Blanca.

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  2. Antonio San Román

     /  14 enero, 2017

    No hay que olvidar los países destrozados -Libia, Siria, Ucrania- sólo por mantener el control petrolífero mundial así como la defensa de los intereses de las transnacionales. No hay que olvidar esa reunión semanal, cada martes, para decidir quién debía morir -sólo juzgados bajo la información de los servicios de «inteligencia»- bajo el fuego de sus drones, con todos los daños colaterales que le importan una mierda producir.
    Creo que, como todo presidente USA, sólo defiende los intereses de sus grandes intereses económicos.
    ¡Ah!, y no pienses que por decir estas cosas defiendo al gran criminal que es Putin. Es lamentable tener que aclarar esto.
    Admiro muchas cosas de USA -incluso sus luchas sociales internas, pero no, desde luego, la actuación de sus gobiernos.
    Antonio San Román

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  • SOBRE EL AUTOR

  • Abel Ros (Callosa de Segura, Alicante. 1974). Profesor de Filosofía. Sociólogo y politólogo. Dos libros publicados: «Desde la Crítica» y «El Pensamiento Atrapado». [email protected]

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