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UPyD, luces y sombras

A pocas semanas de las elecciones autonómicas y locales, el partido de la exsocialista Rosa Díez se debate entre la vida y la muerte, por los embates recibidos tras las europeas y andaluzas. En días como hoy, la formación Unión Progreso y Democracia, se halla inmersa en una grave crisis interna; provocada por la grieta abierta entre: quienes prefieren "caminar por libre" y quienes optan por "viajar acompañados". Son, precisamente, estas discrepancias de enfoque; las que han suscitado la dimisión de Toni Cantó – el buque insignia de la formación magenta -, Álvaro Anchuelo e Irene Lozano, miembros – estos últimos – del Consejo de Dirección del partido. Tanto es así que el próximo mes de junio se celebrará un Congreso extraordinario para decidir qué bando liderará la batalla por la supervivencia. Si ganan los "libres", o dicho de otra manera, los afines a Rosa Díez, la probable consagración de Ciudadanos, en los próximos comicios, será un cáncer letal para UPyD.  Si, por el contrario, ganasen "los del encuentro" (los afines a Rivera), el partido de Díez se convertirá en "un enfermo terminal conectado a una máquina artificial".

El partido magenta nació como una escisión del partido socialista. No olvidemos que Rosa Díez fue militante del PSOE hasta el año 2007. Ostentó cargos de diputada foral por Vizcaya, consejera del Gobierno Vasco y, europarlamentaria. Así las cosas, UPyD ha sido, desde sus inicios, el refugio para los náufragos del centro. Náufragos, como digo, cabreados con las políticas últimas de Zapatero y nostálgicos de los tiempos de UCD, el partido de Adolfo Suárez.  UPyD encontró su cuota de mercado en una tierra de nadie; habitada por miles de almas neutrales y abstencionistas en potencia. Gente, como digo, de ideología blanda, o dicho de otro modo, sin pasión por la política, que encontraron en las siglas de Díez, una excusa perfecta para levantarse del sofá y acudir a las urnas. Aunque el partido de Díez comenzó siendo un partido "progresista" – lo digo por lo de su nombre y el pasado socialdemócrata de su fundadora -, el devenir de los tiempos ha demostrado que detrás de sus siglas hay grandes afinidades con Ciudadanos.

Así las cosas, queridísimos lectores, muchos simpatizantes de Rosa Díez – ex votantes del partido socialista – regresarán a su triste morada  – a la casa de Sánchez -, tras descubrir que detrás de la "P" de " Unión, Progreso y Democracia", se esconde una "nueva derecha", similar a Ciudadanos. Por otra parte, muchos afilados a UPyD – de ideología neoliberal – han emprendido el éxodo hacia Ciudadanos. Lo han hecho, cierto, porque el partido de Albert Rivera representa, con mayor nitidez, los valores conservadores. Es, precisamente, la ambigüedad del discurso de UPyD, la que explica por qué: un partido que prometía la luna, se encuentre en "bancarrota". Llegados a este punto, sería un milagro que el partido magenta saliera airoso de la quema. Milagro, cierto, porque Ciudadanos ha llegado para quedarse y milagro, porque en vísperas de unas elecciones autonómicas y locales, el liderazgo de Rosa Díez se encuentra bajo mínimos. Tanto es así, que la fuerte autocrítica interna de su partido, ha hecho que afloren a la luz los platos rotos de la cocina. Luego, con una crisis de liderazgo galopante y un partido desunido, por la debacle andaluza, es de recibo que estamos ante los preámbulos de una muerte anunciada.

Como saben, el próximo mes de junio, Irene Lozano competirá con Rosa Díez para liderar el partido. Si gana la primera – Irene Lozano – se realizará – según ella – una consulta a las bases sobre si UPyD debe adherirse a Ciudadanos o seguir en solitario. Si gana la segunda – Rosa Díez – no habrá ni preguntas ni tutías, el partido seguirá como hasta ahora; aunque cientos de afiliados salten del Titanic por el hundimiento de su proa. Si la primera realizara la consulta y ganase la adhesión a Rivera, UPyD se consagraría como un partido de derechas; algo que, sin duda alguna, beneficiaría al PSOE. Lo beneficiaría, estimados lectores, porque las bases de centro-izquierda, hospedadas en UPyD, buscarían nuevas identidades progresistas. Así las cosas, UPyD lo tiene bastante crudo para seguir en el presente. Lo tiene, por dos razones. La primera, el casamiento con C's sería comida para hoy, y hambre para mañana. No olvidemos, que al final el pez grande (Ciudadanos) se comería al chico (UPyD). La segunda, andar en solitario, supondría volver a tropezar con la misma piedra que en Andalucía. Un tropiezo, que convertiría el sueño de Rosa en el cuento de la lechera.

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1 COMENTARIO

  1. Un partido hecho por y para una persona…..

    Saludos

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  • SOBRE EL AUTOR

  • Abel Ros (Callosa de Segura, Alicante. 1974). Profesor de Filosofía. Sociólogo y politólogo. Dos libros publicados: «Desde la Crítica» y «El Pensamiento Atrapado». [email protected]

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