Desde hace años tengo un especial interés por la Generación del 14. Las obras de aquellos intelectuales retrataron una Hispania muy similar a la de hoy. En su obra: "España en el Crisol", Luis Araquistáin describe la patología del alma española. Un país – decía este ilustre escritor- con una enorme falta de espíritu público; con una mezquina búsqueda de interés personal; con un odio al pensamiento y la cultura; con un altísimo escepticismo político y, con una hostilidad a todo esfuerzo que no merezca rendimiento inmediato. Ortega – su compañero de café, en el Atneo de Madrid – criticó al periodismo de partidos y luchó por instaurar un modelo basado en la pedagogía social. El periódico, decía el autor de "las masas", debía ser un maestro de papel para adiestrar a sus alumnos – los lectores – en las artes democráticas. Las élites intelectuales eran las únicas capaces de llevar a cabo reformas en el seno de los cetros. Estos señores, en discrepancia con Marx, no defendían una revolución desde abajo sino, todo lo contrario: un cambio social desde arriba; desde los cuellos blancos y los taquígrafos del conocimiento. La transformación consistía en "europeizar a España". Europa era la panacea a todos nuestros males; lo mejor, decían, para salir del agujero.
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Mark de Zabaleta
/ 21 abril, 2014Sería bueno recordar a John Maynard Keynes…entre sus numerosos escritos existe un interesante artículo, poco conocido, que puede servir de referencia para nuestra política económica y que se titulaba: La autosuficiencia nacional, escrito en 1933 y publicado en la Yale Review, en plena crisis inglesa. Allí afirmaba: “Como la mayoría de los ingleses, he sido educado en el respeto del libre cambio”. Pero “mis esperanzas, mis preocupaciones y mis temores han cambiado”, en forma similar a lo que le ocurría a la mayor parte de su generación en el mundo entero. Ahora no estaba “persuadido de que los beneficios económicos de la división internacional del trabajo sean comparables a lo que fueron”, aunque un nivel elevado de especialización internacional continuaba siendo necesario en un mundo racional.
Y proclamaba: “Produzcamos en nuestro país cada vez que sea razonable y prácticamente posible, y sobre todo, hagamos lo necesario para que las finanzas sean nacionales”. Parece un tema a estudiar…
Saludos
Mark de Zabaleta