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El Estado como problema

Como bien decíamos en la red social "mientras Guindos anuncia en Alemania recortes en educación, Esperanza Aguirre anuncia la implantación del bachillerato en todos los centros concertados de Madrid". Es precisamente esta doble vara de medir de los tiempos en blanco y negro de ayer, la que sacude las endémicas energías de la socialdemocracria utópica de González. La "España tercermundista", como así se le conoce en los foros sociológicos de la izquierda, es la viva imagen de un país que mira de reojo la evaporación de su riqueza y la impotencia de su progreso. En días como hoy, el dibujo sonoro de los bares y tascas de Madrid es el llanto sin consuelo de un obrero a la deriva ante el silencio perpetuo de sus andamios.

Los recortes de Mariano, o dicho en términos más claros, el robo a mano armada de nuestros logros civiles por parte de las élites neoliberales del merkelismo presente, son el puro retrato de un Estado plegado a los dictámenes de los mercados. El "Estado como problema", como así defendió la gestión idílica de un país, el candidato republicano  en su pulso electoralista con Obama, ha llegado sin billete de vuelta a las orillas de nuestro charco. El filo de la tijera por la tela descosida del mileurista pone sobre la mesa las ventajas del lobo  en la selva natural de Hobbes. Ya lo dijo Darwin y que poco se equivocó, la supervivencia de la especie depende de la adaptación al medio por parte de  los resistentes. Solamente en tiempos de crisis como el presente, los fuertes de la manada sobreviven a los azotes de su entorno. Hoy más que ayer, la teoría evolucionista que tanto defendió el funcionalismo estructuralista de la sociología conservadora, se ha acomodado en el pensamiento contemporáneo en detrimento del conflicto como sinónimo de progreso.

Desde la crítica intelectual, debemos reflexionar sobre los efectos colaterales y futuros de una política económica basada en medidas restrictivas del gasto en contraste con escenarios de involución y síntomas de pobreza. La falta de estímulos a un jinete desmotivado por el comportamiento desbocado de su caballo no enderezará las riendas del corcel y apaciguará el confort de su camino. En época de "vacas flacas" es cuando la política de estímulos, en palabras de Krugman, se debe convertir en una prioridad de gobierno para salvar a la sociedad civil de las leyes del más fuerte. Mientras  la mano invisible del mercado domine las riendas de nuestro Estado estaremos, como dijo aquel jinete de la chaqueta de pana marrón, "al borde del precipicio".

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3 COMENTARIOS

  1. Y es que los mercados no son neutrales aunque nos alaben los gobiernos de tecnócratas! ¿pero no hay que hacer acaso política para elegir por dónde recortar? ¿quizás los políticos (que en el fondo deberían no ser otra cosa que los representantes de una sociedad, ciudadanos ellos mismos) no son capaces de definir y gestionar políticas públicas para el bien de todos?… quizás para no dejarnos llevar al borde del precipicio debamos aprender a volar solitos…

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  2. rosa

     /  11 abril, 2012

    Por una vez,y sin que sirva de precedente(jeje) estaría de acuerdo con Aguirre…Nunca fui partidaria del «café para todos» que se diseñó en 1978…ni siquiera del café para algunos,ya que creo que los nacionalismos son algo trasnochado,decimonónico,que habría que superar de una vez por todas.Nuestra Constitución vigente tiene ya 34 años y España ha cambiado en ese tiempo(no en todo,es cierto) y creo que la Constitución debería ser revisada en muchos aspectos: la sucesión en la Corona…,el nº de diputados en el Congreso…,el papel del Senado…,de las Diputaciones…,la responsabilidad colegiada del Ejecutivo…,la elección del Organo de Gobierno de los jueces…,el propio procedimiento para modificar la Constitución y, por supuesto ,el Título VIII sobre las Autonomías…( entre otras cosas).Respecto a este último,materia de esta crónica,es evidente que en la España actual y en un mundo cada vez mas globalizado,parece bastante arcaico e inútil mantener esa multiplicidad de administraciones ,que tan cara nos sale y que, además, no deja de generar problemas( en lugar de ponerles solución) y desigualdad de derechos y obligaciones entre españoles, lo que en sí mismo vulnera el art. 14 de la propia Constitución…Pero,claro,quién le pone el cascabel al gato,dejando sin «empleo» a tanto político, que no ha trabajado en su vida porque lleva toda la misma viviendo de ella??.

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  3. Permíteme decirte que Krugman, sigue una política Keynesiana que permitió a EEUU salir de la crisis del 29, pero en ningún caso podemos comparar la situación de ahora con la de entonces. El altísimo nivel de endeudamiento de los estados y el déficit público no permiten llevar a cabo esta política de gasto y de estímulos que tanto reivindicas. La elevada tasa de paro no permite siquiera sostener el Estado del Bienestar. Simplemente NO HAY dinero para realizar este tipo de políticas. Creo que lo primero que hay que hacer el fomentar el empleo y apoyar a las empresas que son las que pueden generar empleo en estos momentos. Tu postura es utópica en la situación en la que estamos. Es cierto que el gasto público genera crecimiento, pero si vamos a crecer a costa de elevar nuestro déficit y nuestra prima de riesgo, al final todo se va en pagar intereses por una deuda que se nos va de las manos. Por otro lado, la política de Keynes, como he dicho antes, sirvió en su momento, pero tiene ciertos fallos, pues considera que los precios son constantes, algo que no se cumple en la realidad. Quizá deberías revisar estas teoría antes de defenderlas a capa y espada…

    http://www.osomplanet.blogspot.com

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  • SOBRE EL AUTOR

  • Abel Ros (Callosa de Segura, Alicante. 1974). Profesor de Filosofía. Sociólogo y politólogo. Dos libros publicados: «Desde la Crítica» y «El Pensamiento Atrapado». [email protected]

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