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Nuevos pobres

Las penumbras de las farolas son los testigos que alumbran los tesoros escondidos en los contenedores de la basura. Todas las noches, a eso de las nueve y media, la procesión de la pobreza deambula con sigilo en búsqueda de Hacendados, provenientes de la vitrina. Las sombras de los brazos reflejan, en el muro de enfrente, a decenas de serpientes erguidas y enfadadas ante el robo de su presa, por parte del fuerte de la manada. El pescado maloliente y los desechos del vecindario, se convierten en los obstáculos de la noche, para miles de nuevos pobres desterrados de su ficción. Detrás de las bufandas y las gafas negras del mediodía, se pintan, con acuarelas de los chinos, los surcos dibujados por las lágrimas del dinero. En las zanjas de sus rostros se hallan ocultadas las miradas de sus hijos, en espera de la cena que: "supuestamente" sus padres les traerán de las cestas de Mercadona. Entre esas procesiones se encuentran padres, madres y hermanos. Todos, huérfanos de medios e invisibles en una sociedad, que mira más al coche del vecino que al mendigo desposeído.

Hoy más que ayer, las teorías de Karl y Malthus se hacen realidad. La pobreza – decía el viejo alemán de la época del XIX  – es el resultado crónico de una ineficiente organización social. El robo persistente del burgués al cuello azul del capital, ha hecho que el "ejercito de reserva" crezca sin piedad en las bambalinas de la postmodernidad. Malthus a diferencia de Marx, criticó a la pobreza. La criticó sin escrúpulos por ser – según él -,  el resultado de un desequilibrio racional entre los crecimientos geométricos de la producción y los aritméticos de la población. Decía este clérigo inglés que: "la capacidad de la tierra no podía soportar los deslices irracionales de la irresponsable fecundidad". Fue precisamente Stuart Mill, quien vislumbró los grises en el debate de la pobreza. Según este señor, el Estado es el encargado de paliar la "desorganización de los mercados" – auspiciada por Marx -, y desculpabilizar al pobre por la casuística de su condición. Sin las falanges de "lo público", la mano invisible de Smith barre para los ricos el polvo de los pobres.

Después de un año en el Ejecutivo. Las políticas de Rajoy barren más para Malthus que para Marx. La solución a la pobreza – diría el padre del Capital – se encuentra en las orillas de la igualdad. El neoliberalismo actual mira al escenario de Rousseau como una jungla de diferentes entre sí,  en búsqueda de salvar su "yo" a costa de los demás. Es precisamente ese "sálvese quien pueda" del gobierno marianista, el que responsabiliza al nuevo pobre actual de su condición social. "El 15-M – en palabras sabias de Ernesto, el cuñado de mi vecina -, se descarriló justo en el momento en que los pringaos de este país habíamos encontrado un salvador para vencer a la mano invisible de Smith".  El traspaso de una "clase en sí" en "otra para sí" es necesario para integrar en el saco de la indignación a las distintas mareas del cabreo civil. Las distintas mareas de la indignación deberían abandonar sus intereses particulares y mezclar su energía en un mismo soplo que convierta las olas tenues de sus olas en el gran tsunami contra Rajoy.

Mientras la Crítica busca sin cesar una teoría que ponga paz a esta convulsión social. En la farola de Mercadona,  se aglutinan las caras de la verdad. Las serpientes del muro, que decíamos atrás, limpian con sus mangas del Primark los desechos que se ocultan en los cubos del capital. Es la fealdad de la pobreza en las tablas de la ostentación, la que invitó hace un año y medio a Ruiz Gallardón a desterrar a los mendigos de las calles de Madrid. El lienzo en blanco y negro de la portada del New York hace visible lo que en nuestro país osamos ocultar. Me hace mucha gracia el anuncio que se cuece en los fogones de Campofrío. Por mucho que queramos poner en un "payaso en África" no conseguiremos solucionar el problema de la pobreza. Hoy, muchos niños de este país han cenado pan y jamón de York proveniente de "Mercadona".

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3 COMENTARIOS

  1. rosa

     /  18 diciembre, 2012

    Karl Marx acertó en muchas cosas en su estupendo análisis del capitalismo .En su famosa obra ,El Capital,describió perfectamente cómo el burgués capitalista del S. XIX explotaba a los obreros a través de las plusvalías y cómo la forma de acabar con esa explotación era la lucha de clases( motor de la Historia según él)…Pero se equivocó en dos cosas fundamentales…Marx decía que el capitalismo acabaría hundiéndose solito por las crisis de sobreproducción y la ambición desmedida de los propietarios de los medios de producción…ah !!…no podía prever, porque no era adivino, la capacidad de regeneración del capitalismo y ,henos aquí, en el S. XXI, viviendo en el capitalismo mas salvaje !!.
    La otra equivocación de Marx fue creer en la solidaridad humana y olvidarse del egoismo y la avaricia sin límites del ser humano…Lenin lo intentó, Stalin lo hundió todo !!.
    En cuanto a Malthus, discrepo de tu artículo…el inglés se lamentaba porque el crecimiento de la población se daba en progresión geométrica, mientras el de la producción de alimentos se daba en progresión aritmética…en realidad, lo que le preocupaba no era la distribución de la riqueza, sino que llegaría el día en que la humanidad sería incapaz de producir lo suficiente para alimentar a la población…También se equivocó…hoy se produce mas que suficiente para alimentar a todo el mundo, el problema reside en que no se redistribuye la riqueza, se la quedan los mismos de siempre.
    Rousseau decía que el hombre es un lobo para el hombre y hablaba de un contrato social…en lo primero acertó, lo segundo era y es una utopía.
    Parece que el mas listo fue Adam Smith, su «mano invisible» que gobernaba los mercados sigue ahí, solo que no es tan invisible, tiene nombres y apellidos.
    Creo que yo me quedo con las ideas de Proudhon…la propiedad es un robo !!.

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  2. conchitaLloria

     /  18 diciembre, 2012

    Millones de palabras pronunciadas a lo largo de los siglos, filósofos, clérigos, pensadores, escritores, novelistas, todos hablando y hablando de lo que otros dicen, hacen o dijeron y nada cambia, todo sigue igual, se hace cansino leer cuando sabes que nada va a cambiar.
    Como cansino se hace escuchar las noticias, escuchar a tertulianos que sabes que nada de lo que hagan van a cambiar el curso de la historia, solo terminas diciendo, palabrería barata, ¿para qué escuchar lo que todos sabemos?
    El conocimiento no es memorizar lo que otros dijeron y repetirlo como papagayos. La sabiduría es entender lo que uno pronuncia, lo que uno entiende cuando escucha hablar a otra persona. No sentirse alumno en busca del maestro que imparta una clase magistral, sino que a esa persona preparada, se le puede entender sin tener esa preparación.
    Un campesino, no estudió, pero sabe muchas veces lo que no sabe un diplomado.
    Sabemos que la pobreza existe, es creada por los hombres, como crearon las religiones, para someter y justificar el poder que se han otorgado, de matar y de imponer un pensamiento único.
    Mientras esto no se termine, se corte de raíz una enseñanza tan podrida, nada cambiara.
    Claro que lo dijo Marx, como lo dijeron miles, millones de seres que no dejaron nada escrito. Como lo dice todo ciudadano que piensa.
    La riqueza de unos pocos es la pobreza de millones y millones de seres.
    Y eso es lo que no puede ser, que nos gobiernen en minoría, los que se queden lo que pertenece a toda la humanidad.
    Conchita Lloria

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  3. Abel Ros

     /  19 diciembre, 2012

    Estimada Rosa. Vaya por delante mi enhorabuena por la síntesis que realizas acerca de: la divergencia entre la teoría de los autores aludidos, y la refutación de la misma por la experiencia histórica. En cuanto a Malthus, comparto contigo su equivocación al no considerar la intensificación de los cultivos como método para paliar los desajustes entre la geometría productiva y la aritmética poblacional. El inglés culpabilizaba al pobre por su condición. Decía que era precisamente el descontrol irracional de la fecundidad el responsable último de la pobreza. Para equilibrar la balanza proponía – disconformidad mediante con su propuesta- a abstinencia y el retraso matrimonial. Es el aumento incontrolado de los hijos – decía – el que pone en tela de juicio el abastecimeinto de alimentos. El Estado – y este es el fundamento de mi crítica – decía el autor, no debe intervenir para solucionar la pobreza irracional de la población. No estaba a favor, en términos contemporáneos – con el Estado del Bienestar. Rajoy al igual que Malthus sigue los parámetros de él. Al fin y al cabo todas las reformas apuntan hacia el mismo fin: «más mercado y menos Estado». O dicho de otro modo, la pobreza es responsabilidad del ciudadano. La frase lapidaria de la Derecha: «hemos gastado por encima de nuestras posibilidades» traducida, en términos malthusianos, sería algo así como: «hemos tenido más hijos de los debidos», por lo tanto, que «cada barco aguante su vela». ¡Neoliberalismo! Saludos a todos los comentaristas del blog. @Abel_Ros

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  • SOBRE EL AUTOR

  • Abel Ros (Callosa de Segura, Alicante. 1974). Profesor de Filosofía. Sociólogo y politólogo. Dos libros publicados: «Desde la Crítica» y «El Pensamiento Atrapado». [email protected]

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